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Viaje por los círculos de mujeres

Mi camino en los círculos empieza con una invitación de mi hermana para entrar a un círculo de abundancia, ¿recuerdan ese movimiento de mujeres de flores de abundancia?, ¡pues esos! Aunque el dinero era el gran motor de ese movimiento, debajo de eso se encontraba la unión entre mujeres, unidas para crear una economía que nos sostuviera, un movimiento que necesitaba de mucha confianza, trabajo en equipo, organización, disposición.

 

Ese círculo me dio las bases para hacer comunidad entre mujeres, fui muy afortunada en ese movimiento; el dinero que perdí fue porque se lo di a otras mujeres con la esperanza de que ellas también obtuvieran lo mismo o más que yo, desafortunadamente no fue así en muchos casos, muchas mujeres perdieron dinero.

 



Pero toda esa experiencia me sirvió para lo que ahora veo como un gran despertar: pude ver mi fuerza, mi empuje, mi capacidad para comunicar, para escuchar. Nuestras sesiones eran círculos de la palabra que iban desde resolución de problemas emocionales, económicos, apoyo a otra mujer, logísticos y además muchas terapias en las que muchas mujeres compartían sus conocimientos para hacer de nuestras reuniones un lugar de vínculo, de aprendizaje y equipo.


Hoy puedo decir que gracias a ese despertar veo el gran poder que tenemos las mujeres.

 

Años después, una gran amiga me invitó a un círculo de mujeres; esta vez se trataba de un círculo terapéutico. Mi recorrer por diferentes terapias tiene muchos años y estaba cansada, me dije a mi misma que lo que yo quería para continuar mi camino terapéutico era una terapia grupal, de mujeres, que me quedara cerca y que pudiera pagar con los ingresos que tenía en ese momento, y un día mi amiga me invitó a un círculo de mujeres, a la vuelta de mi casa, con sesiones quincenales y que podía pagar. Como anillo al dedo.


Llegué con grandes interrogantes sobre mí, estaba pasando por una crisis de pareja que llevaba muchos años; mis hijos eran muy chicos y estaba agotada con todo lo que ellos necesitaban; mi propia exigencia de ser la mamá perfecta; el trabajo, mis problemas de pareja, la casa, los perros, la economía, ¡uff! Me sentía al borde de una crisis nerviosa todos los días.

 

Ya había comprendido mi codependencia, había estado en un grupo terapéutico para adictos y codependientes y claramente yo era del equipo de los codependientes que daban toda su vida, alegría, tristeza, enojo, reconciliación, valor, reconocimiento, etc., todo puesto en los otros y sobre todo en mi pareja.

 

Fue hasta que empecé a escuchar las historias de las demás, los conflictos y sentir el acompañamiento de las mujeres del círculo, y de las guías, que empecé a verme y sentirme diferente.

 

La responsabilidad fue un golpe de realidad. El camino de la responsabilidad para llegar a la libertad no fue fácil de entender, de integrar y aún en muchos momentos no es fácil de tomar y accionar.

 

Empecé a validar mi historia, a compartirme con otras mujeres desde lugares muy profundos, a sentir que podía comunicarme con muchas mujeres; que podía escuchar, aprender, dar y obtener herramientas que me ayudaran a resolver mis conflictos internos para que mi vida empezara a dejar de sentirse como que estaba todo el tiempo en la cuerda floja; eso fue un gran regalo.

 

Sé que el camino terapéutico profundo requiere de compromiso, dedicación, valentía; encontrarme con mis miedos, tristezas, resistencias, con las defensas que he construido toda mi vida para sentirme segura y darme cuenta de que ahora más que ayudarme me están estorbando para sentirme más feliz, eso lo pude ver con claridad y sintiéndome acompañada en los momentos más vulnerables en los Círculos de Mujeres.

 

Ha sido un camino con mucha alegría, he hecho grandes amigas y también ha sido un camino de confrontación, de reconocer y reconocerme, de reparar, perdonarme, cuidarme, ponerme límites.

 

Sigo en este camino, han pasado años desde mi primer círculo terapéutico y ahora soy co-guía de círculos, me encuentro tomando una formación para ser guía de círculos y aunque he estado en grupos terapéuticos mixtos, nunca he acompañado un círculo mixto y me encantaría que ese fuera mi siguiente paso.


Estoy convencida del gran poder que tienen los círculos y el impacto positivo que causan en la vida de todos los que los integran, incluyo a los círculos de hombres que me provocan un bálsamo al corazón.

 

Alejandra Méndez

 

“Del mismo modo que cada miembro aporta al círculo su saber en el campo de las relaciones, esto funciona en sentido inverso, es decir, la experiencia del círculo puede tener un radical efecto positivo en las relaciones exteriores al círculo, puesto que proporciona un modelo, un espacio donde comunicarse con sinceridad y afecto hasta que ésa sea la forma de comunicación habitual en tu vida” Jean Shinoda Bolen

 
 
 

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